Reivindican reputación de instrumentos derivados

ILSE SANTA RITA / EL ECONOMISTA

FEB 26, 2012 |

19:39


El lunes 15 de septiembre del 2008, mientras México se preparaba para celebrar el 198 aniversario de su Independencia, la noticia de la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers sacudía al mundo.


De no haber sido por ello, la estabilidad de la moneda nacional también habría sido un motivo de celebración; sin embargo, el hecho, que llegó de manera sorpresiva marcó el inicio de una depreciación incesante del superpeso.


Varias de las empresas mexicanas más grandes del país que habían apostado por la estabilidad de la moneda nacional en sus contratos de cobertura estuvieron a punto de perderlo todo. Entre ellas: Gruma, Vitro, Alfa y Comercial Mexicana (principalmente esta última). De la noche a la mañana, La Comer informó que, debido a su posición en instrumentos derivados, su deuda se había cuadruplicado a 2,000 millones de dólares, monto que no podía pagar. El resultado: entró en concurso mercantil.


Para Sergio García Quintana, miembro del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas y director de García Quintana Consultores, casos como el anterior han contribuido a la construcción de una mala reputación de un mercado que, con apenas 14 años de operación de México, puede ser la alternativa de muchas empresas para mitigar riesgos frente a un escenario de incertidumbre. “Quizá podamos hablar de los casos internacionales o nacionales que han tenido malas experiencias con el uso de instrumentos derivados, pero hay muchos más que se han hecho bien las cosas”, comentó.


¿Por qué cree que los instrumentos derivados son satanizados de forma injustificada?

Es simple, por ejemplo: las motos pueden ser peligrosas, pero la culpa no es de la moto sino de quien que la utiliza de forma inadecuada.


¿Cómo saber si una empresa está lista para contratar derivados?

El beneficio natural de los derivados es el de cobertura por encima del de negociación (para obtener ganancias). Ayudan cuando la empresa está expuesta a riesgos como variaciones en el tipo de cambio, tasas de interés, el precio de las materias primas, etcétera (llamados subyacentes). Si una empresa está expuesta a uno o más riesgos de este tipo, no tomar medidas al respecto también sería asumir riesgos. Los derivados pueden quitarle incertidumbre al futuro.


En el contexto de incertidumbre internacional actual, ¿cuáles son los subyacentes más riesgosos?

El subyacente se vuelve peligroso para una empresa cuando aumenta su volatilidad. Actualmente, las que no tienen mucha volatilidad son las tasas de interés, tienen más volatilidad los tipos de cambio.


ilse.santarita@eleconomista.mx



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